Este comentario lo realizo tras la segunda lectura que hago de esta inmortal obra. La primera lectura la hice ya hace unos diez años.
Estos detalles los cuento porque pienso que la lectura de este tipo de obras maestras, para poder entenderlas, y por tanto, poder disfrutarlas, requieren cierta madurez y una amplia experiencia lectora. Ambas cosas, generalmente, se alcanzan con la edad. Aunque hay gente, escasa, que ya joven puede alcanzarlas. Y del mismo modo, hay gente, la mayoría, que jamás alcanzan esa madurez y veteranía en la lectura.